Muy a menudo escuchamos términos como «compostable» y «biodegradable», pero ¿sabemos realmente lo que significan y cuál es la diferencia entre ellos?
¿Qué Significa "Compostable"?
«Compostable» se refiere a la capacidad de un material para descomponerse completamente en un compost, un proceso natural que produce un sustrato orgánico rico en nutrientes. Los materiales compostables se descomponen en condiciones específicas de temperatura y humedad en instalaciones de compostaje industrial o en composteras caseras, convirtiéndose en compost utilizable para mejorar la calidad del suelo.
Diferencia entre "Compostable" y "Biodegradable"
En muchas ocasiones, los términos «compostable» y «biodegradable» se utilizan como sinónimos, pero es importante destacar que tienen significados diferentes. Los materiales compostables se descomponen específicamente en compost bajo condiciones controladas, mientras que los materiales biodegradables se descomponen de forma natural en cualquier entorno, aunque el proceso puede ser más lento y no necesariamente produce compost utilizable.
No todos los materiales biodegradables pueden ser compostables
Con los avances tecnológicos, es fundamental estar cada vez más atentos a los materiales.
Existen envases que tienen la aparencia del plástico pero en realidad están hechos de materiales alternativos y sostenibles. Hay bolsas de rollo para la fruta y la verdura y material de relleno de los paquete elaborados con maíz. 100% compostables.
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Tipos de compost
El compostaje común implica apilar directamente sobre el suelo capas alternadas de materiales orgánicos secos y húmedos, cubriéndolos con paja u otro material similar, y agregando agua para mantener la humedad y el calor adecuados. Es importante remover el montón regularmente para airearlo.
Otro método de compostaje manual es el mulching, una técnica que emplea una barrera física para proteger el suelo, a la vez que aporta nitrógeno y previene la erosión. Además, se puede optar por utilizar compostadores domésticos para producir compost en casa de manera sencilla, o recurrir al compost industrial, el cual acelera el proceso mediante instalaciones especializadas.
En condiciones óptimas, un compost bien gestionado puede tardar entre 2 y 6 meses en completarse.
El vermicompostaje es un proceso de compostaje que utiliza principalmente lombrices rojas de California para descomponer materia orgánica.
Estas lombrices duplican su población cada tres meses y pueden descomponer material orgánico en solo 20 minutos, en comparación con los 15 días que tomaría sin ellas. A nivel mundial, se utilizan varias especies de lombrices para este propósito, siendo las más comunes Lombricus robelus, Eudrilus eugenia y Eisenia foetida. Estos animales necesitan un ambiente húmedo para sobrevivir y pueden producir un fertilizante de alta calidad llamado humus de lombriz.
El bokashi, también conocido como compost japonés, es un tipo de compost que se originó en Japón y se caracteriza por un proceso de descomposición más rápido que el compost tradicional.
Este método utiliza una mezcla de materia orgánica fermentada, microorganismos, melaza, levadura, gallinaza o avicompost, cenizas, cáscaras de arroz y carbón vegetal. A diferencia del compost convencional que puede tardar hasta 90 días, el bokashi solo necesita alrededor de 2 semanas para estar listo. Esta técnica fue desarrollada originalmente por agricultores de arroz para mejorar la fertilidad del suelo y aprovechar los residuos orgánicos de manera eficiente.
Imagina un mundo donde cada municipio cuenta con su propio compostaje comunitario, y en lugar de contenedores de basura, tenemos también contenedores de compostaje esparcido por todo el territorio.
Este escenario no solo reduciría la cantidad de residuos que llegan a los vertederos, sino que también transformaría nuestros desechos orgánicos en valiosos recursos para regenerar el suelo y promover la biodiversidad.
Además, fomentarían la participación y el compromiso de la comunidad con prácticas ambientales más responsables, ¿no?
¡No dejes de compostar si tienes tierra disponible!
Los suelos europeos contienen tan solo dos tercios de materia orgánica, mientras que en América Latina la cifra es más del doble. ¡Imagínate!
Un suelo con materia orgánica tiene una mayor capacidad de retención de agua, lo que disminuye la erosión y crea condiciones para atraer microorganismos y capturar carbono atmosférico.